La puta que pone la cama

Sigue pasando. Parece que cada vez más. No hay estadísticas al respecto pero la cosa sigue: hay muchas cooperativas de teatro que se ven en la absurda situación de estar pagando para poder trabajar. Qué cosa fea, ¿no? Pues sí, muchas salas o espacios que funcionan como tales, insisten en cobrar un seguro de sala a los elencos. Y no se trata de una cosa simbólica, no, la cifra va de los $150 para arriba por función.

Estamos hablando del circuito off (y del off del off, claro) que, para bien o para mal, es lo que más conocemos y sufrimos. Las cooperativas teatrales que muestran sus obras en estos espacios pensados para capacidades limitadas a duras penas consiguen prolongar su presencia en cartel más allá de los cuatro meses. - Hay muchísimo que matizar en torno a las razones de esa brevedad, empezando por si realmente es tan corto ese tiempo, pero no es el tema que nos ocupa hoy -.

Generalmente son pequeñas producciones que, con suerte, consiguen un subsidio de Proteatro. Muchas ni eso. La ganancia en efectivo de la función suele ser una cifra ridícula que, una vez restado el porcentaje de Argentores y el de la sala, debe repartirse entre las cinco, siete, diez... personas que conforman el grupo de trabajo. Quizá saquen para cenar ese día o para pagar alguna factura puntual. Poco y nada, vamos. Nadie en su sano juicio se pone a hacer teatro por la plata. Igual, nadie llora, se disfruta de algún modo perverso, se justifica el esfuerzo, se resignifica casi todo con algo tan sencillo como un aplauso.

No obstante, no vemos el motivo por el que haya que sumarle a tanto despropósito ese menosprecio por el laburo ajeno. Señores en sus salas, muy queridos, ¿acaso no les gusta programar obras que les interesen? ¿Obras que les gusten, en las que crean por un motivo u otro? ¿No les gusta que la gente conozca su espacio? ¿Que allí dentro suceda algo? Suponemos que sí. Entonces, ¿no sería coherente que esa gente que labura para llenar su espacio no tuviera que pagarles a ustedes para usarlo?

Aclaremos las cosas, eso se llama alquiler de sala. Es otro concepto, legal pero distinto. Sobre todo, tan muy señores míos, recuerden que si su espacio, ustedes, reciben un subsidio (Proteatro, INT...) NO PUEDEN COBRAR SEGURO DE SALA PORQUE ATENTAN DESCARADAMENTE CONTRA LOS PRINCIPIOS DEL SISTEMA.

Sí, ya imaginamos la infinita morralla que reciben. Mi más sentido pésame, pero de eso se trata. Hay que seleccionar. Comprometerse. Y si nada les gusta, no programen. Den fiestas, cualquier cosa, pero no jodan a nadie.

Por otro lado, actores, directores, gremio amado y tan raro, ¡no sean idiotas! ¿Tan desesperados están por mostrar sus obras que van a pagar por ello? ¿No les sale mejor hacerlo en otro sitio y a la gorra o gratis? ¿No están hartos de ser la puta que pone la cama? No sean tan ingenuos. Denuncien. Perseveren. Digan que no. Van a ver que no cuesta tanto. En serio, reflexionen, porque entre lo que les pagan a los de la prensa y a esta gente, van a tener que ahorrar mucho para poder trabajar.