Capitán




Cuando algo no gusta, la obviedad de los motivos se desmiga sola. Cuando algo te entusiasma resulta extraño detenerse en el análisis de los ingredientes de esa felicidad. No sabés por dónde empezar. Sobre todo cuando se ha escrito mucho y bien al respecto. No haremos hoy memoria sobre el trabajo continuado de Jakob y Mendilaharzu en el teatro independiente de los últimos años. 

Por fin hay una web donde encontrarlos: www.jakob-mendilaharzu.com

Ahí están resumidos para quien aún no los conozca. Una foto de su más tierna infancia nos cuenta que su dupla nació con premeditación y alevosía. Se conocen desde siempre. Quizá esa sea la clave de que en sus obras no haya lugar para ese azar que a menudo desordena las creaciones compartidas. No tenemos en claro cómo escriben, cómo conciben diálogos tan precisos, cómo logran apuntalar su adjetivación o hilan esas parrafadas donde todo es derroche de humor inteligente. Logran que sus personajes hablen como deben porque ya desde el texto son. Y por si con eso no alcanzara, no dudan en trabajar sobre el acento de la palabra o el ritmo de la frase. Esas sutilezas que mayormente descansan en la mucha o poca pericia de los actores, ellos las persiguen hasta marcarlas. Tenemos el privilegio de esta información porque asistimos a un ensayo de Capitán antes de su estreno y algo se comentó esa noche inolvidable. Ojalá algún valiente algún día se mande a reflexionar por escrito sobre los mil y un placeres del ensayo teatral. Esa instancia en la que la obra aún no es lo que terminará siendo. 

El ensayo que vimos una madrugada de domingo era una trinchera en primera línea de fuego. El elenco recibía asaltos de todos lados. Lo desafiaban la escenografía a prueba, los apagones, el ritmo loco de algunos párrafos, el humor, la gran expectativa en platea, los directores observando, corrigiendo y riéndose a carcajadas como si no llevaran más de un año transitando ese universo... Fue un ensayo conmovedor e inspirador. Nada como ver a grandes actores buscando desesperadamente el modo de mantener en pie a la criatura escénica que les ha tocado en suerte, para reconciliarse con muchas de las paradojas del rubro. Ayer volvimos para verlos en función. De nuevo, la platea llena, de nuevo, mucha expectativa y los directores ahí, entre su público. Un mes después de aquel ensayo la obra ya conquistó su territorio y comienza a expandirse como naturaleza orgánica. Crecerá y, a todas luces, para muchos será inolvidable.  

Capitán nació fruto del deseo del elenco de Tercer cuerpo - que celebró hace poco sus novecientas funciones - de iniciar un nuevo proyecto juntos. Un elenco en busca de director. Gran imagen. Los llamaron a ellos. La respuesta fue un rotundo sí del que todos nos beneficiamos ahora. 

Si en Los talentos fue la literatura y en La edad de oro, la música, hoy el universo abordado es el teatro. Lo hacen con el mismo entendimiento apasionado. Con conocimiento de causa y mucho amor. El modo en que el arte habita a los personajes de sus obras dándole sentido a una existencia vapuleada por el cotidiano es, sin duda, uno de los factores que alimenta nuestro entusiasmo por su trabajo. No se puede pedir más. Pero lo hay. Un texto de dramaturgia impecable, una sólida dirección de actores que nos recuerda, una vez más, el valor de la sutileza, y una puesta en escena sencilla y ágil donde el tiempo vuela. 

El argumento no se lo contamos. Cuanto antes la vean, antes podrán comentarla por ahí. 


Capitán

Actúan: Hernán Grinstein, Magdalena Grondona, Melisa Hermida, Laura Lértora, José María Marcos.
Voz en Off: Eugenia Alonso, Claudio Tolcachir.
Vestuario: María Emilia Tambutti.
Escenografía: Ariel Vaccaro.
Iluminación: Eduardo Pérez Winter.
Realización escenográfica: Ariel Vaccaro.
Edición de sonido: Rodrigo Sánchez Mariño.
Música: Gabriel Chwojnik.
Fotografía: Giampaolo Samá.
Diseño gráfico: Andrés Mendilaharzu.
Asistencia de dirección: Matías Labadens.
Prensa: Ezequiel Hara Duck.
Producción: Rocío Perez Silva, Maxime Seugé, Jonathan Zak.
Dramaturgia y dirección: Walter Jakob, Agustín Mendilaharzu.

Timbre 4
Boedo 640

viernes 23.30h
sábados 20.30h.